Autora: Kristina Lenn
Editores: Christina Vallianatos y Whit Froehlich
Traducido al español por Irene Vargas-Salazar, editado por Paloma Contreras
La primera vez que leí “La Cuchara Desaparecida” fue en el 2012, mientras estaba de regreso a casa durante las vacaciones de mis estudios de doctorado. Como estudiante de ingeniería química, nada me atraía más que un libro sobre la tabla periódica. Y no me refiero a un típico libro de química que discute las diferentes características de los elementos de la tabla, recorriendo sus líneas horizontales y verticales. Éste es un libro que conecta la ciencia, la historia y el impacto que los elementos de Mendeleev tienen no solamente en el mundo, sino también en sus descubridores.
Sam Kean -uno de los autores más vendidos según el New York Times, no solamente por “La Cuchara Desaparecida” sino también por “El Pulgar del Violinista”, “La Historia de los Neurocirujanos en Duelo” y “El Último Respiro de César”- ha tomado su pasión por la ciencia, la historia y la escritura, y los ha mezclado para crear 4 libros que estuvieron en la lista de los mejores libros de ciencia del año según Amazon. Los libros cubren la tabla periódica, el ADN, la neurociencia y la alquimia del aire, respectivamente – todos drásticamente diferentes entre ellos y, sin embargo, igualmente enigmáticos.
Kean, quien tiene un bachillerato en física y literatura inglesa de la Universidad de Minnesota y una maestría en ciencia literaria en la Universidad Católica de América, dice que parte del sentimiento de adrenalina al escribir libros en temas tan diversos viene de la constante intriga que cada temática proporciona. Dice que, aunque inicialmente iba a perseguir una carrera solamente en ciencia, se dio cuenta de que no tenía talento para trabajar en un laboratorio. Este fue uno de los primeros momentos donde me di cuenta que él y yo tenemos mucho en común.
Yo también me di cuenta que trabajar en un laboratorio no era lo mío. Los laboratorios son ambientes muy peligrosos, lo cual me causaba mucha ansiedad. Tanto fue así, que mis manos temblaban y solía tirar ácido hidroclórico por TODAS PARTES (excepto dentro del cilindro graduado donde debería de ir).
Y esta es la razón por la cual me convertí en una científica en química computacional.
A pesar de su decisión de dejar atrás el ambiente de laboratorio, la formación científica de Kean ha contribuido no solamente a la rigurosidad investigativa que implican sus libros, sino también al análisis de algunos de los datos que presenta. Para “El Último Respiro de César”, tuvo que realizar algunos cálculos para poder determinar si alguna de las moléculas del aire que inhalamos eran las mismas que César respiró. Aunque admite que hacer experimentos puede ser estimulante, la verdadera pasión de Kean se encuentra en escribir sobre la ciencia misma. “Logro el mismo sentimiento de satisfacción al construir una historia y redactando palabras en una página. Tengo más satisfacción al escribir, que en el acto mismo de construir. No me siento muy despojado si no estoy haciendo ciencia con mis manos”.
Además, Kean indica que no estuvo interesado en enfocarse solamente en un área de la ciencia, en lugar de esto, la escritura le da mayor libertad de poder moverse entre diferentes temas. Además, su trabajo actual no sólo provee una fuente de información, sino también una fuente de felicidad al público. “Simplemente porque [una historia] es sobre ciencia no implica que no pueda ser una buena historia. La ciencia es una empresa humana”. Yo concuerdo profundamente con esto.
Como estudiante de doctorado, me estoy volviendo especialista en un área particular de la ciencia, y por esto requiero tener un enfoque muy preciso. Sin embargo, simplemente porque las investigaciones para mi tesis son sobre la dinámica cuántica del transporte de carga en centros de reacciones fotosintéticas no quiere decir que ahí se detenga mi interés. Considero que la física de partículas y la biología marina son tremendamente fascinantes, y por esto busco estudiantes que se especializan en estas áreas para poder aprender de ellos. Me encanta escribir y he encontrado una manera de expresar mis pensamientos dentro de mi propio blog y los MiSciWriters. Me he dado cuenta de que, entre más escribo sobre mi trabajo, más lo aprecio.
Estoy empezando a ver la manera en que mis investigaciones son muy similares a una novela de misterio, aunque, en vez de tratar de descubrir a un culpable, me estoy preguntando: “cuál es su propósito?” Yo no estoy resolviendo un misterio o investigando un robo, pero tengo que hacerme preguntas similares. ¿Qué evidencia está presente y cómo la puedo usar para crear el siguiente punto de partida para resolver este rompecabezas? ¿Qué patrones existen y cómo pueden ser extrapolados? ¿Cuál es el motivo detrás de todo esto? Si algún problema similar fue resuelto anteriormente, ¿cómo puedo usarlo para que me ayude con el mío?
Hay una trama, un motivo, evidencia, una lista de sospechosos (o en nuestro caso posibles soluciones), sus excusas (o la evidencia de porqué ciertas soluciones no funcionan), investigaciones y una serie de análisis. A veces tenemos que hacer suposiciones, lo cual tiene el potencial de terminar con el caso indefinidamente, y aún así son una parte esencial para poder encontrar la solución correcta y desarrollar intuición. Éstas son las herramientas críticas para cualquier científico/a. De hecho, una de las grandes series de misterio de todos los tiempos, “Sherlock Holmes”, fue construida a partir del entrenamiento de Sir Arthur Conan Doyle como doctor. A pesar de que no estoy en el mismo nivel literario que Sir Arthur, puedo ver un paralelo entre llevar a cabo investigaciones y escribir una historia.
Kean explica cómo usar grandes descubrimientos científicos para narrar esa historia. Para sus libros, escoge un tema general dentro de la ciencia y luego intenta encontrar historias relacionadas con ese tema desde diferentes perspectivas: “… la política, el arte, la música, la guerra, el veneno, la industria, etc. Salta a las cosas que [tú] normalmente no conectarías a la ciencia. [Yo] siempre ando buscando buenas historias que incluir [y] un buen personaje para meter [dentro] del conflicto. La ciencia cabe alrededor de eso”.
Kean agrega: “La ciencia no se detiene en la puerta del laboratorio. [Tú] puedes hablar sobre el impacto de la ciencia dentro de las vidas de las personas [y] sobre la ciencia inspirando a gente más allá de simples ganancias materiales”.
Esto es especialmente importante dentro del ambiente actual en los medios de comunicación, que de alguna forma se han vuelto mas desconfiados de la ciencia, especialmente en temas como la evolución, las vacunas, el cambio climático y la medicina occidental. Me he involucrado en algunos debates con amigos que están en contra de las vacunas, y con otros que solamente confían en métodos holísticos y están en contra de doctores y la industria farmacéutica.
“La ciencia no para en la puerta del laboratorio”.
He conocido a personas que proclaman que al ajustar el pH del agua podrían curar el cáncer, que al beber vinagre de cidra de manzana y bicarbonato de sodio podrían prevenir el cáncer, y que los doctores deliberadamente intentan mantener al público estadounidense enfermo para poder ganar dinero. Yo me estremezco cuando escucho a personas hablar de qué tan horribles piensan que son las vacunas y que el calentamiento global es una mentira.
No es necesario decir que la científica dentro de mi a veces grita en frustración. Decirles a las personas hechos que son respaldados por evidencia científica es inútil ya que, para ellos, las personas con el conocimiento, la experiencia y la autoridad necesaria son desconfiables.
Kean sugiere que, para poder combatir esta desconfianza, tenemos que hacer uso de la empatía, algo muy difícil de hacer cuando alguien esta convencido que está diciendo la verdad. “La empatía es la solución. [Es] algo básico. Mucha gente que rechaza a la ciencia viene de lugares donde ven a la ciencia como altamente político. La ciencia se ha movido del reino de lo esotérico que sólo algunos hombres y mujeres perseguían en soledad. [Ahora ha] explotado dentro de la conciencia del publico. El resultado es que cuando la ciencia se vuelve importante, entonces se vuelve una institución que se ha politizado. Mientras que generaciones más viejas pasan y los jóvenes crecen, estos aparecen más educados sobre ciencia. [Solamente] es cuestión de tiempo y de aceptación”.
Poder relacionarse con una audiencia es necesario para poder ser escuchado/a, y es excepcionalmente difícil que una persona pueda cambiar su punto de vista, incluso presentando evidencia sobre los hechos. Kean explica: “De alguna manera, presentar hechos esta casi fuera del punto. Es casi es un punto meramente social. Cuando alguien presenta hechos, parece provocar que las personas metan el pie aún más. A lo que la gente le tiene miedo es verse como un idiota en frente de sus amigos. Los científicos están buscando evidencia. Las personas no andan buscando evidencia o datos; ellos no quieren resaltar o ser humillados o ser rechazados por sus compañeros y seres queridos”.
Esto es una gran tarea para personas que han sido entrenadas para considerar primordialmente los hechos y los datos que los soportan. Dios me ayude cuando intento ser empática con mis amigos, muchos de los cuales han estado sufriendo por mala salud durante años. Pero al ver al pasado, me doy cuenta que aquí es donde fallé. No los puedo culpar al no confiar en los doctores cuando han intentado muchas cosas, ninguna de las cuales han funcionado. Pero mi entrenamiento requiere que yo este desconectada emocionalmente de esto. En vez de ser llevada por mis emociones, tengo que ser influida por los hechos. Sin embargo, es difícil mantener esa distancia emocional cuando tengo que dedicarle tanto tiempo y energía a mi trabajo. No es posible que no lo tome personalmente cuando alguien insulta a esta carrera que amo tanto, esta extraordinaria ventana hacia otro mundo. Pero no cambia el hecho que la empatía, la compresión y la simpatía son igual de, si no más importantes para poder llegar a comunicarnos efectivamente.
“Presentar hechos esta casi fuera del punto. Es casi un punto meramente social. Cuando alguien presenta hechos, parece provocar que las personas metan su pie aún más.”
La sugerencia de Kean para poder tener una comunicación efectiva: practicar.
“El obstáculo más grande es simplemente hacerlo. Asegúrate de continuar escribiendo. Tómate tiempo para escribir todos los días, incluso si nunca será publicado. [Es] como tocar un instrumento; [tú] lo tienes que hacer. [Hay un] mito en las artes: siéntate y espera a que te llegue la inspiración. [Tú] tienes que tener tus habilidades listas para que cuando te llegue la inspiración, las puedas transformar en algo significativo, coherente e importante”.
Muchos genios han dicho lo mismo. Mozart dijo: “Créeme, a mí no me gusta estar parado, me gusta trabajar”. Einstein fue citado diciendo: “No es que sea tan inteligente; simplemente es que me quedo en frente de los problemas por un largo tiempo”. Y Picasso proclamó: “La inspiración existe, pero te tiene que encontrar trabajando”. Así como en todas las cosas de la vida, la excelencia requiere que trabajes duro. Pero al final, lo que has cumplido va a ser el relato de una hermosa historia.
Kristina Lenn es una estudiante de Doctorado en química física y ciencias computacionales en el laboratorio Geva, donde está analizando las dinámicas cuánticas detrás del transporte de carga en los centros fotosintéticos de reacción. Recibió su B.S. en ingeniería química en la Universidad Estatal de Wayne y su M.S. en ingeniería química en la Universidad de Cornell. Pasó 3 años como profesora en la Universidad Estatal de Wayne antes de comenzar su Ph.D. en Michigan. Cuando no está ocupada investigando o escribiendo su siguiente artículo para MiSciWriters, trabaja en el Museo de Historia Natural como un miembro de Comunicación de Ciencia, participa como voluntaria en los eventos de divulgación de STEM, lee tantos libros como pueda, juega ajedrez y escribe para su propio blog, “Chic Geek and Chemistry Freak”.
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